El artículo de la semana pasada trataba sobre aquellas expresiones que hablaban de nuestro pasado cultural. Factores como la naturaleza, las guerras o los animales (entre otros elementos) influyeron en la creación de dichos, refranes, formas de hablar, etc.
En este artículo, se amplía la clasificación:
- Expresiones asociadas al clima o a los meses del año:
Trabajar la tierra implica pasar la vida pendiente de la climatología. De hecho, pocas cosas han causado tantos quebraderos de cabeza a la Humanidad desde que el homo sapiens inventó la agricultura. Por eso no es extraño que haya tantísimas expresiones o refranes relacionados con este tema.
“Cuando en marzo mayea, en mayo marcea”; “En febrero busca la sombra el perro”: las dos son expresiones relacionadas con el contraste calor/frío y son la consecuencia de años de observación del cielo por parte de los agricultores. Probablemente, a quien tuviera un terreno cultivado con verduras u hortalizas de invierno como las remolachas o las acelgas le afectaba que en marzo hiciera buen tiempo, y luego en mayo hiciera frío.
“Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo”: la ciencia dice que las masas de aire frío se pegan a la superficie terrestre. Algunas aves usan estas corrientes para planear sin apenas esfuerzo a ras de suelo. Son necesarias muchas horas de observación de la naturaleza para llegar a esta conclusión sin que te lo hayan explicado con un Meteosat.
¿Cuáles serán las expresiones que dejará nuestra generación a las generaciones del futuro? Quizá sean aquellas relacionadas con el cambio climático o con un colapso planetario: “Vas a durar menos en este trabajo que un atolón en el océano”.
- Expresiones vinculadas a herramientas u objetos antiguos:
Sin darnos cuenta todavía hoy usamos expresiones que contienen nombres de objetos que ya no usamos, pero las frases o expresiones que han generado están perfectamente consolidadas:
- “Tanto va el cántaro a la fuente que un día se rompe”: hoy en día, en nuestra acomodada sociedad occidental, quién usa un cántaro para ir a la fuente a coger agua. Nadie utiliza ya este vocablo, pero hacemos uso de esta expresión para llamar la atención sobre un comportamiento compulsivo.
- “Hasta el cuarenta de mayo no te quites el *sayo”: ¿Alguien ha usado algún sayo recientemente?
- “El libro gordo de Petete”: hoy todavía utilizamos esta referencia para expresar la idea de tener que estudiar un libro muy gordo. El origen está explicado en este enlace. Puede que en el futuro no haya libros y se diga algo como: “Esto es peor que estudiar la Wikipedia”.
- ¿Qué secuelas lingüísticas dejaremos?:
Ya podemos ver cómo las nuevas tecnologías han dejado su mella en nuestro poso lingüístico. ¿Quién no se ha quedado “flasheado” con alguna noticia sorprendente?; ¿O ha estado horas con un amigo para “actualizar” las novedades?; ¿O “se ha quedado sin batería” después de un día de trabajo intenso?
Si hacemos un poco de ciencia ficción lingüística, podemos hacer hipótesis sobre cómo serán las expresiones o frases del futuro, sobre qué palabras habrán quedado de nuestro mundo de hoy en el mundo de mañana.
Quién sabe si los habitantes de la Tierra (si es que queda alguno en el futuro) usarán expresiones como “Eres más viejo que un Android”, “Reiniciarse o morir”, “Es triste pedir, pero más triste es hackear”.
Recordad que todo lo que a nosotros nos suena moderno, a nuestros hijos les parecerá “vintage”.
* Sayo: prenda de vestir que llevaban normalmente las personas de clase trabajadora. Era una especie de túnica. "Hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo" significa que hasta el diez de junio todavía hace un poco de frío.
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