Si eres profesor de ELE seguramente hayas tenido en algún momento la sensación de que tu plan de vida no iba a ser dar clase de español como lengua extranjera para siempre. Probablemente te lo planteaste como un trabajo temporal hasta que “saliera algo mejor”.
¿Es realmente la enseñanza de ELE un trabajo pasajero?
En mi experiencia, por supuesto, no lo es. De hecho, llevo ya nueve años como profesora de ELE tanto presencial, como online. En clases individuales y de grupo. Y me alegra haber conocido a tantos profesionales que tienen este trabajo como forma de vida.
¿Pero merece la pena?
Ahora que ya ha pasado algo de tiempo, puedo decir que el salario que ganaba como profesora en una academia en la que trabajé muchos años era bajo. Daba para vivir, sí, pero poco más. Probablemente, no como para incluir jamón del bueno en mi lista de la compra (ni del regular).
En muchas ocasiones, el trabajo de profesor de ELE requiere trabajar para varias academias, y tener tus propias clases privadas. De esta forma sí se puede vivir como profesor de español, pero resulta estresante trabajar en tantos sitios.
Otro problema es la falta de contratos. Cuando empecé trabajando, estuve varios años sin contrato, lo cual era perjudicial para mí, pero, como siempre, la empresa mira por su beneficio. Le resultaba mucho más rentable tener a profesores en negro *. Tardé varios años en tener un contrato en condiciones. De hecho, en mi escuela éramos varios en esta situación y estoy segura de que ahora también ocurre lo mismo en muchas academias.
El siguiente punto conflictivo es la preparación de las clases. En mi antigua escuela, solo me pagaban por las horas lectivas, pero nunca por la preparación de las lecciones. Igual creían que se preparaban solas. Es necesario saber que un buen profesor debe preparar sus clases, y eso requiere esfuerzo, creatividad, tiempo y también dinero en fotocopias (cosa que no nos sufragaba la empresa). Todo esto, de gratis.
Si eres estudiante y estás pensando en seguir un curso de algún idioma y crees que es caro, piensa en todas estas cosas. El profesor que te dé clase, en primer lugar, es (o debería ser) un especialista titulado con estudios superiores que ha invertido tiempo y dinero en formarse. En segundo lugar, tiene una experiencia de años que debe ser remunerada ya que no es un recién llegado. Y en tercer lugar, es un profesional que está dedicando su tiempo personal a preparar buenas lecciones, en la mayoría de los casos, por su cuenta, sin recibir ni un euro por este servicio.
Todo esto tiene un precio y creo que sería ético prestigiar la profesión del profesor de idiomas, no sólo diciéndolo, sino rascándose un poco el bolsillo, sobre todo por parte de las instituciones para las que estos profesionales trabajan.
* Trabajar en negro: trabajar para una empresa sin contrato.
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