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¿Por qué la “luna de miel” se llama así?

La reciente boda de un amigo (y su posterior viaje de novios) me hizo pensar qué habría llevado a los antiguos a mezclar estos dos sustantivos: ¿Por qué “luna” y por qué “miel”?

Imaginé que tendría un trasfondo, porque de la misma manera que decidieron apostar por estas dos palabras, podrían haber elegido otra combinación. Pero no lo hicieron. Y eso, pensé, es porque esa mezcla de satélite y alimento tenía que tener alguna raíz cultural, antropológica, humanística, filosófica, científica (o la que sea).



Y sí. Hay una justificación histórica con bastantes conexiones con otros temas como la gastronomía, la agricultura o la astronomía.

Allá va:


Antiguamente, el matrimonio puede que no tuviera el mismo significado romántico que tiene hoy. Las parejas se casaban (además de por amor, suponemos) para poder tener hijos. Los hijos aportaban manos al trabajo en el campo. Por todo esto, no se elegía cualquier fecha, se daba prioridad a cuando hubiera luna llena, ya que pensaban que este momento del ciclo lunar favorecía la procreación.


*Recordemos que la palabra “luna” está lingüísticamente ligada a los ciclos menstruales de la mujer. Luna es menas en griego; de ahí: menopausia, menstruación. E incluso menisco: el hueso de la rodilla con forma de luna pequeña; "isco", en griego, es "pequeño".


¿Y qué hay de la miel? Según los antiguos pueblos nórdicos, la miel era el alimento del dios Odín, la cual le otorgaba poderes sobrenaturales. Los novios celebraban la noche de bodas con hidromiel, una mezcla de agua con miel fermentada. Esta es la primera bebida alcohólica de la que se tiene constancia (anterior incluso al vino) y creían que poseía efectos afrodisíacos que, precisamente, era lo que se buscaba.


Se sabe que ya se bebía en el año 1700 a. C., ya que hay registros escritos que datan de esa fecha. Además, hay constancia de que se consumió prácticamente en todos los continentes, suponemos que debido a su fácil producción.

Aquí, en Europa, lo consumieron los griegos y los romanos. Estos últimos llamaron a este licor aqua mulsum. Se cree que fueron los romanos quienes distribuyeron el hidromiel a lo largo de su imperio. Pero en el territorio europeo no duró mucho su éxito, ya que pronto se sustituyó por la cerveza y el vino que, al utilizar cebada y uvas respectivamente, eran más baratos de fabricar. Con el paso de los siglos, el cristianismo otorgó mucha importancia al vino y, poco después se empezó a considerar que el hidromiel era una bebida pagana. Quedó recluida a los países nórdicos, donde era más difícil el cultivo de la uva.


Si tiene el lector curiosidad por saber cómo es el hidromiel, en este enlace lo puede ver. Eso sí, cuidado con su ingesta en luna llena que quizá todavía hoy en día sea la “tormenta perfecta” para generar una legión de niños.


Para terminar este artículo, ha venido a mi cabeza esta preciosa canción. Disfrútenla.




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