¿Te parece que el español es un idioma muy directo? Eso es lo que me han dicho algunos estudiantes desde que soy profesora de español. Y tal vez no se equivoquen. No confundamos el sonido del español, que según los no hispanohablantes suena musical, con la pragmática, es decir, con cómo usamos la lengua.
Nuestra forma de expresarnos a veces causa un cierto desconcierto entre los que están aprendiendo español. No son pocas las veces que escucho a angloparlantes decir en una cafetería: “¿Puedo tener una taza de café, por favor?”. Esto no sólo me produce un pequeño escalofrío, sino que me hace pensar qué “educaditos” son, a diferencia de nosotros. Para ellos, es un shock tener que decir: “Ponme un café”, así, a secas. No les entra en sus cabales de cortesía usar un imperativo. Pensemols que, a veces, ni decimos “por favor”.
No es de extrañar en una cultura tan “polite” como la británica. Pero la nuestra, la latina, va de frente con sus asperezas, y si no decimos “por favor”, el camarero no va a dejar de atenderte.
El modo imperativo en español es así, se usa tanto para pedir, como para invitar: “¡Ven a mi cumpleaños mañana!”; para hacer ofrecimientos: “Coge más, no te quedes con hambre”; para aconsejar: “Sal más de casa, conoce a gente.”, etc. En otras lenguas, en cambio, el imperativo se usa casi en exclusiva para dar órdenes.
Así que, si estás estudiando español, no temas usar este modo tan nuestro. Para sonar nativo no te va a quedar más remedio que pasar por el aro y pedir en estilo español. El “por favor” es opcional, aunque nunca viene mal.
En cualquier caso, nunca, y repito, NUNCA, le preguntes al camarero si puedes tener un café, porque quizá sólo te diga: “Claro que puedes”, pero tal vez, no llegues a verlo.
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